lunes, 15 de mayo de 2017

Pecados públicos; cristianos cinéfilos

     No creo que yo pueda convencerte hermano o hermana que lees esto, en cuanto a lo que es malo   y es bueno en tus gustos y preferencias en las cosas de esta vida. Solo El Espíritu Santo puede hacerlo. Pero siento de escribir sobre el cine y los hijos de Dios.  Creo que espíritus demoníacos se mueven tras cierto tipo de películas, el terror, la violencia, sexo, son llevadas al drama del séptimo arte (se llama séptimo arte porque reúne a las demás formas de expresión artística).
     Estreno tras estreno aparecen en la pantalla gigante, la industria es millonaria los cines se abarrotan de personas, la imaginería no tiene límites producción tras producción y millones y millones de dólares desfilan una y otra vez por taquilla y taquilla.
¿Por qué muchos cristianos no pueden estar sin ir al cine? Se les ha hecho un habito, esperan que aparezca la próxima película de estreno, separan celosamente su dinero y corren vez tras vez al cine.
¿Qué esta malo con eso? Aquí doy mi opinión como quien ha alcanzado Misericordia del Señor, personalmente creo que hay espíritus demoníacos que se mueven en cierto tipo de películas y que un hijo de Dios no debe exponerse.   Imagina por un momento que estas en la butaca del cine la película es clasificada de terror (creo que se aplica a otros géneros), esperas que empiece, la pantalla presenta un país pequeño en el Congo africano, la choza es vieja y dentro hay 5 personas que están haciendo un rito  de brujería en donde sacrifican una gallina, aunque esa escena no sea parte del argumento central de la película, tú tan lejos como puedas estar de áfrica desde tu butaca te hiciste participe del rito y lo espiritual que allí paso (por eso El Espíritu santo en 2 Corintios 7:1 nos advierte; Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu,) note que el versículo nos informa de una contaminación de “espíritu “  se refiere al hombre y la mujer interior que puede aplicar sus emociones y sentimientos, intelecto a cosas que pueden ensuciarle espiritualmente delante del Padre.

                                                                          ¡Dios les bendiga!

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