Vuélveme el gozo de tu salvación, Y espíritu
noble me sustente. Salmo 51:12
David había
caído con Betsabé, se llegó a ella y el ojo de jehová le había visto. Quizás este sea uno de los Salmos más profundos
y agónicos, una confesión de un hombre que camino con el Señor y que tropieza
repentinamente. La alegría de David se apagó como un balde de agua fría apaga
un fuego, la lámpara a Israel había perdido su luz. El hombre que había puesto en fugas ejércitos extranjeros,
que había hecho caer al paladín filisteo Goliat, es vencido por la saeta del
pecado.
Así ocurre
exactamente con los Creyentes del Nuevo Pacto en la Sangre de Cristo, pierden
el gozo por adulterar espiritualmente con el pecado. este es el primer paso al enfriamiento espiritual
y la vida de derrota.
Pero la
salida y el camino de victoria esta propuesto y registrado en este mismo salmo
que nos muestra lo que debemos hacer en tal situación pecaminosa que roba el
gozo y la alegría en Cristo, el
salmista exclama;borra mis rebeliones!,¡lávame
más y más de mi pecado, y límpiame de mi pecado! , ¡se debe confesar toda
maldad sinceramente ante Dios y la sangre de su amado hijo nos limpia de todo
pecado!.
Esto no
significa que los justos no tendrán momentos de tristeza y aflicciones
ocasionados por las Pruebas y males de esta vida (Salmos 34:19 muchas son las aflicciones del justo,
Pero de todas ellas le librará Jehová) pues estamos en un Mundo caído y
perverso. Aquí el salmista está hablando
de un pecado intencional y deliberado contra Dios.
Usted que lee, esta en esta misma situación,
no parece alegrarse con nada, hay pena, pesadumbre, desaliento, inquietud, falta
de serenidad. ¡Como que siente una
tormenta dentro de su corazón y un sabor amargo en los labios!
¡repita en su corazón con Fe esta oración! allí donde esta; su casa,el trabajo,con su smartphone en la mano ;
¡Padre, reconozco mi rebelión, ahora pido que reanudes Nuestra Comunión,
perdóname Señor, vuélveme el gozo de tu Salvación mediante tu Espíritu Santo y
lo pido con Fe en el nombre de tu amado hijo Él señor Jesucristo!, ¡Amen!
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