jueves, 18 de mayo de 2017

La enfermedad, la muerte y un llamado del Evangelio.

      La dolencia del cuerpo y la muerte es una de esas cosas que el hombre natural nunca entenderá, la vida del hombre tiene fecha de vencimiento.  (70 y 80 años lo más robustos, salmo 90;10 “lo demás es Gracia”,) pues dice la Palabra de Dios que el pecado al introducirse trajo consigo a la muerte, es decir que tuvo un origen en la esfera espiritual mediante la desobediencia. (la mente natural no entiende las cosas espirituales de Dios).
     La desobediencia del hombre, trajo como consecuencia separación física y espiritual.  física porque un día llegaría la muerte por él y espiritual porque la Comunión con Dios se había roto por desobediencia.
     Lo espiritual fue primero, por eso el hombre muere y vuelve a su lugar original que es la esfera espiritual.   El alma es inmaterial e imperecedera, el hombre es un ser inmortal sin embargo La Palabra de Dios dice que hay una muerte segunda, es decir que después que el hombre muere es devuelto a la esfera espiritual original y enviado por desobediencia al Infierno lugar donde no morirá, pero será atormentado por los siglos de los siglos sin la Comunión de Dios.
    ¡Dios está interesado en Salvar a los hombres y quiere perdonar a los desobedientes! ¿cómo se solucionaría el problema de la separación por la muerte y el pecado entre Dios y el Hombre? ¡Dios en su infinita sabiduría (mis pensamientos no son tus pensamientos Isaías 55;8) enviaría a su hijo Jesucristo!  (Juan 5:24 De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida.)
    ¡Dios envió a su Hijo Jesucristo quien murió por nuestros pecados y reanudo nuestra Comunión espiritual con Dios! ¡¡¡Alabado sea Dios!!!
¡Si tú decides creer a lo que Jesús hizo por ti en la Cruz del Calvario, y colocar tu Fe en Él tendrás la Vida Eterna y gozar de eterna Comunión con Él!, ¡Si tú le rechazas es tu completa responsabilidad ante Él!
 Ore conmigo; ¡Señor Jesús te recibo como mi Salvador, perdóname Padre mis pecados, séllame con tu amado Espíritu Santo!   ¡Amen!
Si usted es hijo de Dios pero está en Pecado; ore conmigo; Padre perdóname mis pecados, lávame y reconcíliame contigo, Amen!
   


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