Instruye al niño en su
camino, Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.
Proverbios 22:6
La palabra instruir significa dirigir corregir,
colocar en disciplina, enderezar y es el trabajo de toda una vida. Para un judío
esa instrucción está fundamentaba y basada en la Torá, el camino por el que
deben andar es la Ley, la instrucción de Dios para los grandes y pequeños, guardar
los mandamientos estatutos y ordenanzas de Dios, no puede tropezar y debe
esforzarse en ser fiel a las fiestas y ritos, ha de circuncidarse y seguir
dietas estrictas, debe memorizar las escrituras y asistir a la sinagoga
regularmente.
Mas
a nosotros los gentiles nos ha sido dada la bendición de andar en el camino
Vivo y Nuevo, la senda estrecha, que es Cristo, quien nos enseña: Yo Soy El Camino La Verdad y la Vida,
esto quiere decir ¡que nuestras vidas deben andar tras los pasos del Señor
Jesucristo, amarlo obedecerlo servirlo, sufrir por Él!
El proverbio que estamos considerando a meditación,
es uno que contiene una Promesa del Señor para quienes estén en disposición a oír la voz de Dios y someterse a la guía del Espíritu Santo y así seguir el largo camino y ceñirse el yugo de la instrucción para con sus hijos, camino
que muy pocos quieren recorrer, pues requiere colocarnos serios y asumir responsabilidades.
Hermano, hermana, amiga, amigo ¡qué a su hijo no se los pastoree Internet!, ¡toda
disciplina al momento es causa de tristeza, pero después produce gozo a quienes
han sido ejercitados en ella!
Muchos están pensando en regalar u
obsequiar algo a sus hijos, lo cual no es malo, sin embargo, hay que Instruir. ¿Por qué los hijos de creyentes se descarrían?
(oramos que los hijos pródigos vuelvan al redil) porque los padres no disciplinan
ni amonestan a los niños. La palabra
adolescente puede ser dicha como” alguien que adolece, que aún le falta”
significa esto que su hijo requiere de su supervisión y guía.
Lo animo
a que tome esta responsabilidad de la cual sin duda tendrá que dar cuenta al
Señor, hágalo hoy, pues mañana puede ser demasiado tarde. ¡Confié en la Promesa
de Dios y reciba nuevas fuerzas como padre y madre en el Señor!
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