“Y libertados del
pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia”
Romanos 6:18
La palabra
siervo en la biblia puede ser traducida como esclavo, en aquellos tiempos (56 d.C.) era común que una persona fuese esclavo (propiedad) de otro (amo). Y
especialmente en Roma existían siervos en todas las áreas de la vida pública y
privada.
En esta sección
del libro del Romanos Pablo guiado por EL Espíritu Santo utiliza la analogía de
la libertad de esclavitud para afirmar la Doctrina de la Justificación o Reconciliación
con Dios.
La imagen es esta;
“En la vida antigua fuimos
esclavos del pecado, ahora en la vida del nuevo hombre reconciliado, hemos sido comprados por
Cristo y hecho sus siervos”
Realmente el pecado puede hacer
que pierdas tu familia, tu trabajo, tu vida, tu alma… Hermanos, ¡no estemos
jugando a ser Cristianos!, ¿hay cadenas de pecado en nuestras vidas?, ¿estás practicando preso en tu corazón el pecado?, ¿desarrollas una vida de doble servidumbre?, ¿la concupiscencia te ha vencido y le sirves?,¿cómo está tu obediencia a
Cristo? No tratemos de servir al pecado y al Señor a la vez, ninguno puede servir a dos señores.
No seamos vencidos de lo malo pues también la maldad tiene un salario: ¡la muerte! Permítame ilustrar esto: un niño jugaba al borde de un edificio, el peligro era latente y evidente, podía caer, mas el padre percatándose del hecho, lo aleja del borde, el pequeño al ver que su padre se retira vuelve peligrosamente a acercarse al borde…. esto es exactamente lo mismo con el pecado, hemos sido reconciliados y no debemos volver a practicar la maldad.
No seamos vencidos de lo malo pues también la maldad tiene un salario: ¡la muerte! Permítame ilustrar esto: un niño jugaba al borde de un edificio, el peligro era latente y evidente, podía caer, mas el padre percatándose del hecho, lo aleja del borde, el pequeño al ver que su padre se retira vuelve peligrosamente a acercarse al borde…. esto es exactamente lo mismo con el pecado, hemos sido reconciliados y no debemos volver a practicar la maldad.
Permítase orar conmigo;
¡Padre, reconozco que he sido
rebelde! ¡Señor rectifica mi vida, cambia mi corazón, te pido esto a través de
los méritos de Cristo Jesús! Amén
No hay comentarios.:
Publicar un comentario