lunes, 24 de abril de 2017

¡Borra mis rebeliones!


"Ten piedad de mi, oh Dios, conforme a tu misericordia; Conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones"
Salmo 51:1

El rey David después de conocer su maldad y lo vil de su iniquidad clama al cielo y se presenta ante el trono de la Gracia. ¿Se ha sentido en esta condición? Déjeme decirle que si usted es un nacido de nuevo lo ha experimentado.
El proceso de Santificación que cada uno de los hijos de Dios experimentamos tiene grandes peligros y tropiezos, la carne está dispuesta a hacerle caer, tal fue el caso del gran rey David. Un simple descuido, una bajada de guardia y vino su caída. Ahora, usted y yo debemos entender que el glorioso Espíritu Santo opera en nuestra Santificación (Sal 51:11) y que es Él, quien constriñó a David y lo hace en nosotros con el convencimiento que en la Sangre preciosa de Cristo hay perdón, El Espíritu Santo aplica en nuestras vidas la obra perfecta de Cristo en la Cruz.
Cristo Jesús explicándonos el misterio del Reino de los Cielos nos enseña que el espíritu está dispuesto pero que la carne es débil... ¿Y usted, lector, sabe hasta donde lo podría llevar?... David supo que era necesario confesar su rebelión, ¿lo sabes usted? dice la biblia el que encubra sus pecados no prosperará. Tal vez, usted está leyendo y su condición espiritual está en derrota. ¿Qué puede hacer? repita con fe esta oración:
¡Padre reconozco mi rebelión, pido que la Sangre de Cristo me limpie de todo pecado! ¡Y lo pido Padre, creyendo que he sido oído! ¡Amén!
José Fernández

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