“Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie; sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido Santiago 1:13,14.
¿Qué es la tentación? es el instante
o momento espiritual permitido por el Señor en el cual, nuestra fidelidad a
Dios es puesta a prueba y somos examinados, pero ¿qué es lo que Dios está
examinando? Bueno, Él nos enseña mediante la Palabra y Él Espíritu para
luego verificar si efectivamente lo entendemos y lo practicamos. Toda tentación es para salirse de la Voluntad
de Dios.
Dios no puede ser tentado por
el mal, Él no provoca la tentación más la permite (Voluntad Permisiva de Dios).
¿Pero de donde viene entonces la atracción el impulso o deseo al pecado? el versículo
en consideración nos entrega la respuesta “la propia concupiscencia”.
La naturaleza pecaminosa del creyente
está bajo la ley del pecado aquí el escritor inspirado la llama propia concupiscencia,
son los deseos del hombre y mujer antiguos que están viciados conforme a los
deseos engañosos, es la naturaleza adánica o poder del pecado que actúa en
nuestros miembros.
Ahora, permítame compartirle
esta Promesa de Dios para nuestras vidas en este momento de tentación que estamos atravesando:
“No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es
Dios, que no os dejará ser tentados más
de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la
salida, para que podáis soportar”
1 corintios 10:13
¡Dios no es injusto hermano (na) para colocar una carga que nosotros no
podamos soportar!
Ahora, ¿qué debe hacer si fue derrotado (da) en la tentación y cayó en
el engaño del pecado?
Oremos; ¡¡¡ Padre en el nombre de tu hijo Jesucristo, confieso que he fallado,
confieso que he sido infiel, pido por fe Señor, que saques mis pies del lodo cenagoso , Amén!!!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario