Talvez
uno de los más grandes problemas que la vida del cristiano puede llegar a
enfrentar es la religiosidad falsa y aparente (este pueblo de labios me honra mas su corazón está lejos de mí.
Mt.15:8)
Los años
de Iglesia, los programas, los ágapes y todo eso que es bueno e importante pasa
la Comunión con los hermanos y el testimonio con el mundo pasa a tomar un lugar
importante en el corazón y llegamos a pensar que por nuestras buenas obras
seremos Salvos.
El creyente comienza por decirlo así a desarrollar
dos personalidades espirituales; por una parte, cumple con rigor las exigencias
de la Comunidad, por otra, desarrolla el pecado secretamente en su corazón mientras
peregrina en el mundo (no a circuncidado
su corazón a Cristo Jer. 4:4)
El Espíritu
Santo nos advierte en las Escrituras; (pero
tengo contra ti que has dejado tu primer amor Ap. 2:4) es decir, la comunión
íntima y personal con Cristo, Realmente esta es la verdadera riqueza del Hijo
de Dios y el gozo de su alma. Caminar
con su Señor.
Algunas
de estas trampas que podemos mencionar es el intelectualismo religioso, el creyente
acumula conceptos bíblicos, pero nunca los aplica a su propia vida. Su Fe es una construcción mental y se
encuentra envanecido. Hinchado por su
propia mente carnal se siente poderoso, pero vive en derrota espiritual
seducido secretamente en su corazón por el pecado.
Otra trampa mortal es el cargo o ministerio en la Iglesia, el creyente recibe
alguna responsabilidad en el cuerpo de Cristo y se envanece de orgullo. Algunos coristas si son bajados de su puesto
no vuelven más a la Iglesia. Otros prefieren
títulos rimbombantes como apóstol y si les dicen hermano se sonrojan de ego y
soberbia.
El salmista dice que el hipócrita andaba
simuladamente es decir fingidamente
¿está usted atrapado en esto? ¿hay alguna hipocresía
o doble animo en usted?
Ore conmigo; ¡Padre por los méritos de Cristo
deshace mis hipocresías y falsedades!
Confieso mi hipocresía lávame y límpiame por os méritos
de Cristo Jesús,
amén.
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